martes, 17 de marzo de 2015

5 MACHU PICCHU Y LA DESOLACION

El portal cuántico pasó sin previo aviso y la sensación de pluralidad junto con el ‘calor del microondas’ hacían mella en mi resistencia. Esta vez no perdí el conocimiento. Fueron de doce a quince segundos de agonía. Quedé bastante mareado pero aún de pie. Apenas recuperé el aliento vi a Anawi quien se me acercó y nuevamente empezaron las explicaciones.
–Este es el año 3015. Como verás estamos nuevamente en la Ciudad Sagrada pero aquí todo es diferente-, dijo con cierta vergüenza.
Me costó creer lo que afirmaba. Estábamos rodeados de nieve y ya me estaba congelando. Sin embargo eran las formas de la ciudad que yo conocía y que ahora lucía abandonada. A lo lejos se veía un sol pequeño con brillo eclipsado por nubes oscuras que serían de algo tan denso como el humo.
–Como te darás cuenta nos ha pasado algo extraordinariamente malo. Kane te estaba describiendo acerca de las eras glaciales y lo que las originaba. Fueron cinco meteoros que impactaron la Tierra alrededor del 2221. En realidad era uno pero al ingresar al sistema solar se fraccionó en varios pedazos debido a que pasó cerca de Júpiter y la gravedad de ese planeta lo aplastó. Cinco de esos fragmentos nos impactaron y se adelantó una era glacial que debería llegar Dios sabe cuándo. Los fragmentos de las colisiones se encargaron de crear nubes como ésas que, tapando el sol, acabaron con la agricultura de muchas naciones. Solamente un cinturón ecuatorial subsistiría. Luego, a raíz del impacto la inversión magnética que debía iniciarse en unos cuatro mil años a partir de tu tiempo, se adelantó. Aunque no lo creas en unos mil años más este lugar será un polo magnético de la Tierra, será el polo norte–. Anawi miraba resignado a los alrededores. Se moría de frío.
Salieron personas de algunas de las chozas rústicamente reparadas. Nos esperaban como siempre pero debido al frío esperaron hasta nuestra llegada para salir. Nos dieron unas ropas que nos protegieron mejor del clima pero de todas formas éste se sentía. Eran condiciones inclementes. […]
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Anawi continuó hablando mientras caminaba. –Cuando el gran meteoro entró al sistema solar hubo cierta desconfianza pues los aficionados sí lo detectaron, pero no sabían qué iba a pasar. Los ocultos lo supieron todo el tiempo. Hasta se llegó a pensar que ellos fueron quienes atrajeron al meteoro y provocaron su fragmentación. Cuando se detectó que iban a colisionar con la Tierra, quedaba ya muy poco tiempo. A pesar de que las fuerza militares del mundo lucharon contra su centro de operaciones en el Area 51 y acabaron definitivamente con sus actividades, no se pudo evitar esas cinco colisiones. En menos de una semana la vida en la Tierra se transformó drásticamente. Lo peor ocurrió cuando los desperdicios nucleares de las armas que derrotaron a los ocultos y los fragmentos radiactivos del meteoro se esparcieron por todo el mundo.-

Lo interrumpí. –¿O sea que auto-destruímos la Tierra? ¿Cuánta gente murió en esos días? ¿Qué cambios en la genética y mutaciones habrán ocurrido? No alcanzaba a cuantificar todo el daño porque era mayúsculo. Cualquier cosa que me imaginase en ese momento no era sino una pálida sombra de lo que nos pudo haber ocurrido.

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