martes, 17 de marzo de 2015

16 EL SUPERFUTURO

Ya de regreso me lamentaba por el sacrificio de Ogul. Todavía me sentía con los nervios alterados por tanta explosión y luego el terremoto. No sé cómo pero el atlante se incorporó al plan y lo hizo suyo, contra todas las expectativas. Ni siquiera estábamos seguros que el plan iba a funcionar. Nunca escuché que dijera algo que nos pueda servir. Sinceramente aún mi mente no procesaba que el plan había funcionado.
Ya no sentía el mareo, Kane estaba en lo cierto. Después de haber sido achicharrado innumerables veces, mi cuerpo se había acostumbrado al portal y sus consecuencias.
-Kane, ¿qué habrá sido de Ogul? ¿Lo volveremos a ver?-, pregunté.
-Al cumplir con nuestra misión alguna parte del futuro se ha alterado y no sé lo que aún se pueda hacer para rescatarlo. Aunque las condiciones para efectuar un rescate son altamente complicadas-, respondió.
Apenas despertaba del shock. Miré a mi alrededor. Recién intenté adivinar en dónde podríamos haber anclado. Eso incluía nuestra ubicación en el tiempo.
Anawi se adelantó a mis pensamientos. -No tengo la menor idea del tiempo y lugar en donde hemos caído-, comentó.
Nos encontrábamos en una playa que se parece a las del sur de Lima, aunque las arenas eran blancas y el mar esmeralda y transparente. Parecían playas caribeñas por sus colores, pero no lo eran. Podríamos hablar de Máncora, en el norte del Perú.
El sol de la mañana no se veía tan pequeño como el que vimos en los años oscuros y quemaba un poco. A lo lejos vimos unos nubarrones oscuros acercándose. Mala señal porque pensábamos que el problema de contaminación se había terminado.

Concluí que podríamos estar un poco antes de los años oscuros, pero que la contaminación aún no había copado el planeta. Máncora se ubica muy cerca de la línea ecuatorial. Sería uno de los lugares que permanecería con su clima y ecosistema casi intactos. Era una suerte haber caído en este lugar. 

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