A menudo llegaban a mí los
recuerdos de lo vivido hacía unos años. De la misteriosa piedra que alteró
radicalmente mi percepción del mundo y de la realidad. Que me supo sacar de esa
sociedad que yendo de prisa se iba comiendo los recursos que aún teníamos sin
consideraciones de ninguna especie. Esos dos años de ‘no tiempo’ habían
madurado mi pensamiento.
Otras veces pensaba en lo inútil
que puede ser la voz de una sola persona. Si bien frecuentaba a un reducido
círculo de familiares y amigos debido a mis escasas habilidades sociales, la
soledad en ese campo humano era evidente aún cuando muchas personas de todo el
orbe venían advirtiendo a los cuatro vientos casi lo mismo. Aburrido al extremo
por la inactividad pensaba en serio si sería hora de sellar los tiempos.
La piedra se me había aparecido un
par de veces en diciembre del año pasado en el jardín de mi casa, dándome todas
las facilidades, pero esta nostalgia de un mundo ancestral lleno de vida se
resistía a sellar el pasado. Estaba desobedeciendo adrede pero en mi interior
sentía que cuando sea crítico hacerlo, la piedra encontraría la manera de
acorralarme.
De cuando en cuando sacaba de su
escondite la piedra de jade junto con los segmentos dorados y jugaba con ellos.
Soñaba pensando en lo que me esperaría en el futuro y trataba de imaginar cómo
sería la vida de la humanidad. Si el dinero seguiría esclavizando a las
personas. Si los valores verdaderos seguirían siendo socavados por otros
‘light’. Si las guerras por el petróleo seguirían ocurriendo. Cómo se vería el
planeta después de acumular tantos gases y desperdicios. ¿Habría otra guerra
mundial?
Esta incertidumbre era la que me
impedía dar ese paso final de cerrar con el pasado. En algunas ocasiones me
imaginaba un mundo distópico, destruido y altamente hostil. La ley del más
fuerte imperando a diestra y siniestra. Pero en otros momentos creía que la
Tierra se iba a recuperar y la raza humana se fabricaría una nueva oportunidad
que no iría a desaprovechar.
Por último llegaba a punto muerto,
sin ideas y creyendo que todo seguiría igual. Algo más sofisticado, pero
sensiblemente igual. Tenía esperanzas de que alguna nueva misión del pasado me
daría un punto de inicio.
Aún sentía el espíritu de la
Reunión de Partes 2014, COP 20, el acuerdo y los esfuerzos que se deberían
hacer para obtener un cambio climático de menores consecuencias. Gran trabajo
para mis compatriotas y muchos más de todo el mundo que se preocupan por el
planeta.
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