martes, 17 de marzo de 2015

1 SELLANDO EL PASADO – Enero 2015

A menudo llegaban a mí los recuerdos de lo vivido hacía unos años. De la misteriosa piedra que alteró radicalmente mi percepción del mundo y de la realidad. Que me supo sacar de esa sociedad que yendo de prisa se iba comiendo los recursos que aún teníamos sin consideraciones de ninguna especie. Esos dos años de ‘no tiempo’ habían madurado mi pensamiento.
Otras veces pensaba en lo inútil que puede ser la voz de una sola persona. Si bien frecuentaba a un reducido círculo de familiares y amigos debido a mis escasas habilidades sociales, la soledad en ese campo humano era evidente aún cuando muchas personas de todo el orbe venían advirtiendo a los cuatro vientos casi lo mismo. Aburrido al extremo por la inactividad pensaba en serio si sería hora de sellar los tiempos.
La piedra se me había aparecido un par de veces en diciembre del año pasado en el jardín de mi casa, dándome todas las facilidades, pero esta nostalgia de un mundo ancestral lleno de vida se resistía a sellar el pasado. Estaba desobedeciendo adrede pero en mi interior sentía que cuando sea crítico hacerlo, la piedra encontraría la manera de acorralarme.
De cuando en cuando sacaba de su escondite la piedra de jade junto con los segmentos dorados y jugaba con ellos. Soñaba pensando en lo que me esperaría en el futuro y trataba de imaginar cómo sería la vida de la humanidad. Si el dinero seguiría esclavizando a las personas. Si los valores verdaderos seguirían siendo socavados por otros ‘light’. Si las guerras por el petróleo seguirían ocurriendo. Cómo se vería el planeta después de acumular tantos gases y desperdicios. ¿Habría otra guerra mundial?
Esta incertidumbre era la que me impedía dar ese paso final de cerrar con el pasado. En algunas ocasiones me imaginaba un mundo distópico, destruido y altamente hostil. La ley del más fuerte imperando a diestra y siniestra. Pero en otros momentos creía que la Tierra se iba a recuperar y la raza humana se fabricaría una nueva oportunidad que no iría a desaprovechar.
Por último llegaba a punto muerto, sin ideas y creyendo que todo seguiría igual. Algo más sofisticado, pero sensiblemente igual. Tenía esperanzas de que alguna nueva misión del pasado me daría un punto de inicio.

Aún sentía el espíritu de la Reunión de Partes 2014, COP 20, el acuerdo y los esfuerzos que se deberían hacer para obtener un cambio climático de menores consecuencias. Gran trabajo para mis compatriotas y muchos más de todo el mundo que se preocupan por el planeta.

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