jueves, 12 de noviembre de 2015

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martes, 17 de marzo de 2015

21 EPILOGO – APAGANDO LA PIEDRA

En construcción.

20 LA DESPEDIDA

Ya había visto y aprendido algo más de lo que nuestra misión logró modificar. Una nueva humanidad rescatando las cimientes de muchas culturas de todos los tiempos. Unidos a los que pudieron permanecer en el tiempo gozaríamos de una nueva oportunidad de coexistir con ciertos problemas de adaptación, pero en paz. Debido al replicador de materia y a las fuentes inagotables de energía que abundaban en este futuro alterno no había motivo para alarmarse por una nueva misión que en cualquier momento pudiese aparecer.
Como todas las despedidas, el paso se me hacía pesado y a pesar de estar acompañado de mis dos buenos amigos, sentía una nostalgia por este mundo soñado tan lejano en el tiempo y en sus posibilidades del que provengo, al inicio del s. XXI.
La suerte estaba echada y antes de retirarme posiblemente por mucho tiempo, se me ocurrió preguntar lo que debería hacer para que este proceso pudiera acortar el proceso de elevarse.

-Oye Kane, ¿qué me sugieres hacer para conseguir ese loco equilibrio económico el 2050?-, pregunté como quien no quiere la cosa.

19 EL SEÑOR DEL TIEMPO

En construcción

18 LAS DISCULPAS FINALES

En construcción

17 LOS QUE FUERON, SERAN

En construcción

16 EL SUPERFUTURO

Ya de regreso me lamentaba por el sacrificio de Ogul. Todavía me sentía con los nervios alterados por tanta explosión y luego el terremoto. No sé cómo pero el atlante se incorporó al plan y lo hizo suyo, contra todas las expectativas. Ni siquiera estábamos seguros que el plan iba a funcionar. Nunca escuché que dijera algo que nos pueda servir. Sinceramente aún mi mente no procesaba que el plan había funcionado.
Ya no sentía el mareo, Kane estaba en lo cierto. Después de haber sido achicharrado innumerables veces, mi cuerpo se había acostumbrado al portal y sus consecuencias.
-Kane, ¿qué habrá sido de Ogul? ¿Lo volveremos a ver?-, pregunté.
-Al cumplir con nuestra misión alguna parte del futuro se ha alterado y no sé lo que aún se pueda hacer para rescatarlo. Aunque las condiciones para efectuar un rescate son altamente complicadas-, respondió.
Apenas despertaba del shock. Miré a mi alrededor. Recién intenté adivinar en dónde podríamos haber anclado. Eso incluía nuestra ubicación en el tiempo.
Anawi se adelantó a mis pensamientos. -No tengo la menor idea del tiempo y lugar en donde hemos caído-, comentó.
Nos encontrábamos en una playa que se parece a las del sur de Lima, aunque las arenas eran blancas y el mar esmeralda y transparente. Parecían playas caribeñas por sus colores, pero no lo eran. Podríamos hablar de Máncora, en el norte del Perú.
El sol de la mañana no se veía tan pequeño como el que vimos en los años oscuros y quemaba un poco. A lo lejos vimos unos nubarrones oscuros acercándose. Mala señal porque pensábamos que el problema de contaminación se había terminado.

Concluí que podríamos estar un poco antes de los años oscuros, pero que la contaminación aún no había copado el planeta. Máncora se ubica muy cerca de la línea ecuatorial. Sería uno de los lugares que permanecería con su clima y ecosistema casi intactos. Era una suerte haber caído en este lugar. 

15 LA ENERGIA DE LOS ATLANTES

El domo casi se había terminado de cerrar, cuando el portal cuántico traspasó las paredes de la sala de controles del reactor, depositando al atlante Ogul frente a nosotros; sin decir nada se ubicó cerca de la pantalla del radar principal.
Números brillantes empezaron a brotar por la pantalla de los ordenadores. Al parecer él ya tenía el control mental sobre aquéllos y buscaba algo de mucha importancia. La pantalla del radar principal transformó lo que presentaba, ubicando únicamente los cinco fragmentos con trayectoria de colisión hacia la Tierra. Unos números aparecieron al lado de cada fragmento visualizado, serían la posición, velocidad y curso de colisión. También se veían las ciudades para cada impacto. Nueva York siempre había sido desafortunada para este tipo de destrucciones masivas. Londres, Moscú, Pekín y Sydney eran los demás objetivos. Los había identificado plenamente. No sólo era grave la destrucción y contaminación de estas ciudades. También su entorno arrastraría a otras ciudades importantes al desamparo.
En ese momento algo pasó y el reactor empezó a trabajar a toda su capacidad, pues en las otras pantallas Anawi observó que el porcentaje de energía utilizada estaba en el máximo. De alguna manera podríamos hacer algo.
Kane entendió lo que Ogul había alcanzado. –¡Hemos recuperado el reactor!-, exclamó con un sonoro grito. ¿Podremos destruir los fragmentos antes que nos destruyan a nosotros?, preguntó a Ogul.
Él sonreía porque tenía su propio plan y se estaría cumpliendo.
-El domo es una protección contra los ataques que se avecinaban-. Empezó a dar indicaciones.
-Jonás, encárgate del radar principal, vas a fijar los objetivos antes de cada disparo-.
Yo no veía arma alguna pero me aposté en donde me había dicho.
Es eso apareció una de esas pantallas virtuales de las instalaciones de los atlantes. Se dibujaba un círculo dividido en muchos hexágonos.
-Guillermo, encárgate del escudo de energía. Cada celda corresponde a una de las del domo. Si alguna cambia de color significa que se ha debilitado. Tócala y la energía que aún tenemos la va a reforzar. Si una falla, sus armas nos harán daño. Sé cuidadoso y viviremos-.
-No voy a fallar-, respondió Guillermo. […]
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Ahora el sismo estaba aquí. La tierra debajo de nosotros empezó a temblar con fuerza. Se hacía difícil mantenerse de pie sin apoyarse en algún mueble o aparato.
-Prepárense que llegan las armas nucleares-, dijo Kane mirando fijamente uno de los radares que había detectado naves que estaban a cincuenta y dos kilómetros. Empezaron a aparecer unos misiles que iban por delante de la flotilla de naves, que ahora tomaba una trayectoria de escape.
El domo empezó a cambiar de consistencia. Los hexágonos desaparecieron y se abría en su parte superior.
-Estamos amplificando el sismo porque entramos en resonancia. Es el momento de disparar. Jonás, pon tu dedo en uno de los fragmentos en la pantalla del radar principal. Guillermo, hay un mando a tu derecha, una vez fijado el objetivo, pulsa ese botón rojo-.
Puse mi dedo en el que parecía más grande, el de Londres, y di el aviso.
Guillermo presionó por primera vez el botón y un fulgurante haz de luz salió del radiotelescopio. En mi radar, uno de los fragmentos explotó dividiéndose en partículas muy pequeñas dentro de la nube de energía; de seguro se quemarían al ingresar en la atmósfera. Desapareció de la pantalla. Quedaban solamente cuatro. Mirando de lejos mi pantalla, Kane volvió a gritar, ahora como vaquero del far west.
-Tengo al segundo, ¡fuego!-, grité. Guillermo activó el rayo de luz. Anawi y Kane veían de lejos lo que yo tenía frente a mí. Otro menos.
-¡Ahora quedan tres!-. Esta vez gritaban Kane y Anawi al unísono.
Kane rápidamente volvió a la realidad y mirando asustado a su pantalla de radar dijo con vos funesta. –Las cabezas nucleares están sólo a treinta y cinco kilómetros. ¡¡Hurry up!!
-Fuego-, indiqué nuevamente. Guillermo despachó otro rayo de energía. […]
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Hice la confirmación. –¡¡Fuego!!-.
Algo no iba bien. Poco antes que Guillermo pulse el botón de costumbre, la coordenada del último fragmento, el que se dirigía a Nueva York,  se movió un poco. No le daríamos de lleno. De hecho se partió y la parte más grande se redirigió hacia… nosotros. –¡¡¡Detente, Guillermo!!!-, grité. Demasiado tarde.
La trayectoria no mentía. El destino final coincidía con nuestra ubicación geodésica. De todas maneras íbamos a recibir un impacto. ¿Por qué?
Nos quedamos fríos. Uno de los dos portales detenidos se llevó a Kane y Anawi porque estaban juntos, aparte recibí la explicación a mis preguntas.
-Esas cabezas nucleares destruirán la instalación militar pero no el refugio. Ese último fragmento penetrará el suelo del área 51 entre trescientos y quinientos metros. Nos aseguraremos que los reptiles no sobrevivan. Ni siquiera los que se encuentran en el espacio-. Señaló el radar principal y se veía una nave nodriza cruzando el sistema solar hacia la Tierra a una gran velocidad.
 Toqué la pantalla ahora fija en la nave, al punto que daba la orden. Guillermo destruyó el último indicio de los anunnakis. No volverían en mucho tiempo y los estaríamos esperando.
-Los proyectiles están muy cerca, a menos de quince kilómetros, deben irse. Yo me quedo. El sismo va a superar los 10.5 grados. Alguien debe pagar por todas esas muertes-, dijo Ogul.
El domo terminó de cerrarse y aumentaba su espesor.

Nuestros reclamos no sirvieron de nada. La energía que retenía al segundo portal desapareció y fuimos desalojados de este tiempo mientras veía cómo impactaban los misiles. El domo resistió las explosiones. Noté cómo se deformaba a manera de balón desinflado, reteniendo el calor infernal y la radiación en el mismo espesor del domo. No duraría mucho. En todo caso, el último fragmento del asteroide destrozaría todo sin piedad.

14 LA DEFENSA DE LA TIERRA

Era una reunión de emergencia, todos los miembros de estado mayor se encontraban esperando al presidente. Apenas éste llegó, se instaló en la silla reservada para él.
-Señores, sé que no tenemos tiempo. Debemos ser breves y concretos para reaccionar adecuadamente y lo más pronto posible. ¿Alguien que me explique el estado de cosas?-.
Uno de los uniformados, que sería el ministro de defensa, explicó. –Hace unos meses detectamos un asteroide ingresando al sistema solar y que pasaría cerca de Júpiter. Debido a los informes de los satélites en órbita, su composición contendría nuevos materiales radioactivos que convendría estudiar. Calculando su trayectoria, pasaría relativamente lejos de la Tierra. Si bien iba a pasar cerca de Júpiter, no pensamos que se iba a fraccionar. Como eso ocurrió, cinco de los fragmentos más grandes nos van a impactar en un par de días. Lo peor de todo es que nuestra instalación en el área 51 se encargaba de mantenerlo en una trayectoria inocua. Como era un experimento militar encubierto, no podíamos afirmar ni negar su trayectoria, a pesar que muchos aficionados detectaron que desde Mohave se estaba alterando su destino en una mínima proporción. Pero al ver que las trayectorias de los cinco fragmentos están en curso de colisión con la Tierra solicitamos las explicaciones del caso al mando a cargo de la instalación militar; intentamos comunicarnos sin éxito. Nuestros ‘amigos’ que nos han apoyado desde hace muchos años a mejorar la propulsión de nuestras naves espaciales, en el área 51, han decidido destruir parte del planeta. Sus consecuencias iniciales son desastrosas. El orbe se sumirá en tinieblas casi por completo en pocos días-.
-¿Cuál es el plan de contingencia?-, preguntó el presidente.
-Debido a que es el único reactor de ese tipo, no contamos con ningún sistema disponible que pueda desviar los fragmentos. Acondicionaríamos algunos pero el proceso tomaría un tiempo que no tenemos-.
-Pero ¿cómo pudo pasar esto? ¿Nadie anticipó este golpe?-.
-Llevamos más de doscientos años de cooperación. El asunto del asteroide es uno de varios que se han atraído hacia la tierra para su estudio y para aprovechar sus componentes en generar tecnologías más avanzadas. En todos esos años se ha logrado mejorar las velocidades y los viajes a otros planetas se han hecho mucho más cortos. Nadie anticipó que esto iba a pasar-.
-¿Y por qué es especial este asteroide? ¿Los anteriores no fueron útiles?-.

-Si lo fueron pero este es muy especial. Viene desde muy lejos y los materiales que lo constituyen nunca han sido identificados en cualquier otro que hayamos alcanzado. Son componentes radioactivos de muy alta energía y generan mucha radiación. Es un plato fuerte para cualquier estudio científico y tecnológico. Nuevos combustibles se pueden obtener, entre otras cosas, que mejorarán la calidad de vida-

13 EL DIA ‘D’ – LA ESPERANZA ES LO ULTIMO QUE SE PIERDE

-Sabemos de dónde vienes y cuál es tu misión. Tu portal cuántico no ha fallado. Ya habíamos previsto tu llegada y nos preparamos para que ninguno de ustedes pueda ingresar aquí sin nuestro consentimiento. Qué gracioso eres Jonás, ¿así que ahora eres coronel?-. Se refería a la persona y al rango del uniforme que llevaba puesto, suplantando al Coronel Aylagas.
Empezaron los golpes. Primero fueron los puños del oficial en mi rostro, mientras los otros dos me sujetaban. Recuperándome de sus primeros saludos, escuché lo que venía. Uno de los oficiales me arrancó el medallón, pero la estampa que llevaba también fue arrancada. El oficial miró la estampa y me la arrojó por la cara, mientras le entregaba el medallón al militar que dirigía el interrogatorio. Yo recogí la estampa y la guardé en mi bolsillo.
-Sabemos que sin ‘esto’ no lograrán rescatarte y estando bajo custodia no podrás alterar el funcionamiento de nuestro reactor. Debes saber que un campo electromagnético rodea completamente la instalación militar, no siendo posible que tu armatoste del tiempo logre introducir a nadie sin nuestro conocimiento-.
Siguieron los golpes, esta vez uno de los soldados que nos custodiaban me lanzó un culatazo en la nuca. Era la primera vez que sentía un golpe de esa naturaleza que me postró de rodillas, aturdido por el intenso dolor.
-Queremos que conozcas a un amigo nuestro. Gracias a él hemos podido anticipar todos y cada uno de tus movimientos. Hemos saboteado cada parte de tu estúpido plan. Ni Anawi ni Kane podrán ingresar aquí, serán atrapados así como tú y después de nuestro éxito en fraccionar al asteroide y redirigir sus partes hacia la Tierra, les daremos una butaca muy especial para que sientan cómo serán destruídos completamente.
Abrieron la puerta de acero del lugar en donde me tenían recluído y apareció Critias sonriendo. Nos había traicionado. Por eso no quiso ir a ver a Ogul por segunda vez. Se daría cuenta que era un traidor. Entendí la desconfianza de Silvia y los atlantes del s. XXI-. No se puede confiar en aquél que no muestra sus pensamientos. ¿Cuánta información habría pasado por manos de Critias a estos reptilianos?
-No te esfuerces en calcular la dimensión de su traición porque tú acabas de entregarnos mucha mayor información- Critias es un lemuriano, tal como nosotros y podemos evitar ser escaneados. A su vez gozamos escaneando la mente de los demás. Por eso somos los más poderosos. Tu raza no puede competir con nosotros. Deben ser aniquilados-.
Estas noticias me caían como baldazo de agua fría. No es que perdía las esperanzas pero superar este nuevo ‘inconveniente’ sería por demás extremadamente difícil. ¿Mis compañeros del tiempo sabrían qué hacer para ayudarme ante esta novedad?
Mientras recibía los últimos golpes a manera de despedida, miré a mis alrededores. El único lugar por donde podía ver algo del exterior era una pequeña rendija en la parte superior de la puerta. Después que me abandonaron clausurando la prisión y luego de incorporarme, me acerqué a la puerta para ver si habría algo que me ayudase a preparar mi huída. […]
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En ese momento un soldado cruzó las puertas, mientras las cerraba con fuerza, asegurándolas para que no cedieran a los ataques de quienes en muy poco tiempo vendrían por nosotros. Era Guillermo, quien se alegró de verme trabajando con otros dos que al parecer serían amigos.
-Guillermo, ellos son Kane y Anawi y estamos ocupados en desviar el asteroide hasta que no pueda alcanzar la Tierra. Ese es el plan-, dije rápidamente.
De pronto, las luces de la sala se apagaron, encendiéndose las de emergencia. El reactor junto con las pantallas de los radares se había apagado del todo.
-Nos han cortado la energía para el reactor-, dije.
-Anawi, ubícate en el módulo principal y coloca la fuente de emergencia para reiniciar, gritó Kane. Anawi después de correr a toda prisa, se tiró al piso y colocó una pequeña caja que llevaba en una bolsa. Después de hacer un par de conexiones, confirmó que estaba todo listo.
-¿APS-supply ready?, dijo Kane refiriéndose al suministro alterno de energía.
-Listo y operativo-, dijo Anawi.
De pronto las luces volvieron a modificar su intensidad por unos segundos, al tiempo que el reactor se encendió y las pantallas de los radares se reiniciaron.
Como yo estaba a cargo el radar principal, no le quitaba el ojo. Su alcance era fenomenal porque podía ver al asteroide relativamente lejos de la Tierra pero bastante cerca a Júpiter. Teníamos muy poco tiempo para cumplir nuestra misión. Guillermo también se acercó. Le expliqué qué era cada cosa mientras apuraba a mis dos amigos para conseguir más energía para no fallar.
-¿Qué fue de Ogul? ¿Nos está ayudando?, pregunté.
-No pudimos sacarle palabra alguna. No llegó a confiar en nosotros-, dijo Kane.
-¿Estamos solos entonces?-.
-Si-.
La energía seguía desviando la trayectoria del asteroide, aunque no sabíamos si era suficiente o no. De pronto llegó el momento de la verdad. El asteroide en mi pantalla explosionó, fragmentándose en muchos pedazos. El radar principal había seleccionado con un círculo cinco de las partes más grandes, bloqueándolas de cualquier flujo de energía para desviarlos. A pesar que obtuvimos mucha más energía, ningún fragmento se desvió de las líneas virtuales señaladas en la pantalla del radar principal.
-Pienso que estos ya no son los controles del reactor, por eso no podremos hacer nada. Posiblemente tengan un centro de control alterno para superar este evento-, comenté.
-Estás loco-, dijo Anawi. -¿Cómo sabes eso?
-Si yo fuera ellos estaría aquí con toda la tropa frente a las puertas, tratando de derribarlas. Al no haber ruido alguno, este lugar ya no tiene la importancia que creíamos- Incluso nos estaban viendo por esas cámaras-. Probablemente hayan terminado de asegurar la trayectoria de los cinco fragmentos y ya no los necesitan más. Estarán buscando refugio en su ‘bunker’ para evitar el ataque de las fuerzas aliadas. Estamos ‘hechos’-, dije con pesimismo.

Repentinamente una cúpula de placas hexagonales a manera de cubierta empezó a desplegarse en círculos desde abajo hacia arriba. No sabíamos de qué se trataba ¿Se habría activado algo en forma accidental? ¿Habríamos caído en una trampa que estaba por terminar de cerrarse?

12 UN PLAN MUY SINGULAR

El lugar destinado a iniciar el viaje era siempre el mismo. Caminé hacia el árbol que se encontraba en las afueras de la pequeña ciudad y al estar a unos treinta pasos más o menos, el portal me llevó hacia mi siguiente destino.
Desperté sentado en una calle empedrada, ubicada en una subida. Al parecer estaríamos en un pequeño cerro, con casas y calles acomodadas de la mejor manera en las inclinaciones del lugar.
Me recuperé de un leve mareo, remanente del efecto cuántico del viaje. Aún sentía cómo había pasado por el microondas, pero no era tan fuerte como la primera vez.
Volviendo a lo que venía a hacer, Critias aún no aparecía por ninguna parte. Como ya conocía la ciudad y ese barrio en especial, caminé lentamente hacia el lugar del encuentro. Pasando por lo que sería un mercado, recién pude encontrarlo mezclado con la gente del lugar. Luego de tomar una manzana y empezar a engullirla, caminó hasta cruzar nuestros caminos.
-Discúlpame pero las manzanas de este lugar son extremadamente deliciosas-, decía mientras volvía a darle un gran mordisco.
-Menos mal que nadie me dirigió la palabra. El mareo tampoco fue un problema-.
-Tu cuerpo ya se ha acostumbrado. A pesar de haber viajado dos y media veces más que cualquiera de tus viajes, ya no te molesta tanto. Eso te ayudará mucho al llegar al área 51. Te dará reacción inicial al momento de llegar-.
Seguimos caminando hacia arriba. Varios niños se encontraban jugando con una pelota, evitando que se vaya cuesta abajo por el camino empedrado; algunos la pateaban, otros la empujaban con las manos.
-Esto que ves es lo que se considera un orfanato. Estos niños se ven felices porque aquí la sociedad les ha hecho un lugar en sus vidas. Esas señoras que ves por allá y que cuidan de los más pequeños son las encargadas del lugar. A pesar que aquí la violencia casi no existe, ellas toman nota de cualquier extraño. No te preocupes, yo ya tuve el placer de presentarme como un pequeño comerciante y viajero. Después de hacer a escondidas una pequeña donación de alimentos, siempre soy bien recibido. Aquí se considera una muy buena costumbre ayudar al mantenimiento de los niños y jóvenes que han quedado huérfanos. Las personas voluntarias dan de su tiempo para atenderlos, enseñarles y hasta jugar con ellos. Todos son hermanos mientras viven aquí. Ese es el sustento que hizo grande a los atlantes, la solidaridad-.
Mientras las señoras saludaban a Critias con la mano –yo también lo hice- continuamos cuesta arriba hasta llegar a lo que parecía una pequeña escuela. Sillas para niños, juguetes amontonados en la parte posterior, un joven solitario revisando apuntes en lo que serían pergaminos. Critias se adelantó, presentándome a Ogul, quien lo reconoció de inmediato. No contaría con más de veinte años, algo más alto que yo y de piel quemada por el sol tan cálido y permanente en esta zona que sería el Caribe. Sonriendo se le acercó y lo abrazó como a un viejo amigo. Yo los miraba tratando de poner mi mejor cara, pero de hecho que sentía una gran curiosidad por el cuadro que presenciaba. ¿Serían amigos de siempre? Bueno, para bien de nuestra misión eso debía parecer. Me presento a su amigo mientras le daba una explicación en idioma atlante, del que yo conocía muy poco. Cuando terminó de hablarle de mí, el rostro de Ogul había cambiado. Llevaba entre asombro y algo de molestia, pero no hacia mi persona pues miraba de reojo el pergamino. Sabía algo de lo que veníamos a hacer; Critias se encargó de darle el toque final. Después de un breve silencio, Ogul se presentó diciendo solamente su nombre, dándome la mano y cogiendo mi antebrazo en ese momento. […]
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De pronto fui atravesado por el portal de microondas y quedé transportado a lo que sería una instalación mucho más moderna que el pueblo que acababa de abandonar. El ambiente era pequeño, por lo que pensé que no era público. En las paredes se encontraban colgadas unas pantallas semejantes a las que vi en Qumram. Por alguna razón tenían cierta similitud, pero pensé que se trataría solamente de una coincidencia por facilidad ergonómica.
No me atreví a tocar nada, ni siquiera a pensar en cómo funcionaría porque sospechaba que se podría activar algún dispositivo. Me limité a mirar. También había una gran mesa de reuniones, ahora vacía. Me interné un poco más en esta sala, sin perder de vista el lugar en donde había aparecido junto con las señas que me permitirán ubicarlo con precisión. De pronto escuché una fuerte discusión en uno de los apartados de la sala. Me acerqué con cuidado que no me viesen, para ver lo que estaría ocurriendo. Asomé mis narices por una puerta que se encontraba abierta y de donde venían las voces. Me encontré nuevamente con Ogul, quien después de cruzar gritos con su interlocutor, cortaba la comunicación que se efectuaba a través de una pantalla virtual. En eso voltea y se queda petrificado. Me había reconocido, de eso no había la menor duda. Se me acercó con cierta desconfianza, aún no se recuperaba del colerón recibido. Me imaginaba que se estaba ordenando al equipo de la defensa iniciar el ataque a los lemurianos sin efectuar las pruebas iniciales, mientras que él se oponía rotundamente. Ya nada se podía hacer, la suerte estaba echada.
Rápidamente cogió unos cristales que miró a contraluz para verificar algo. Sólo una docena fueron introducidos en una bolsa de tela que llevaba con él. Dio una última mirada a todo el equipamiento desarrollado, a las pantallas interactivas que ahora se encendían con colores brillantes a manera de advertencia y a los controles en la mesa de operaciones en donde abundaban los cristales incrustados en la misma, que ahora se iban encendiendo uno tras otro. Sí, ya se había iniciado el ataque. En poco tiempo lograrían despachar a sus enemigos al fondo del océano Pacífico, pero no podrían controlar la energía y sus efectos se volverían también contra ellos. Nada se podría hacer, la decisión tomada era irreversible. Luego que terminó de ver el proceso iniciado, giró hacia mí. Me tendió la mano como la primera vez que lo visitamos y le hice una seña para que me siguiera. No estaba nada contento, un aire de frustración y enojo lo describían por completo pues lo habían traicionado. Le pasé un medallón adicional indicándole que se lo colocara al igual que el que yo llevaba puesto pues no había mucho tiempo.
Una vez que se lo puso nos paramos en donde aparecí al llegar a este tiempo. Los pasos de personas apuradas se escuchaban, pero un suave cosquilleo en el pecho me anunciaba nuestra partida, era el portal cuántico que venía por nosotros. En ese instante un terremoto empezó a sacudir las instalaciones atlantes y se amplificaba en forma desmesurada. A pesar que en mi patria había vivido una veintena de sismos -la cuarta parte fueron muy fuertes-, este no daba tiempo para nada, crecía y crecía hasta que por fin el portal nos llevó nuevamente a Qumram.

Apenas llegamos pude ver que nos estaban esperando con mucha ansiedad, porque apenas determinaron que éramos dos personas escuché un grito al unísono. Nuestro plan seguía cumpliéndose tal como fue concebido. Ogul fue llevado hacia Qumram mientras que yo me quedaba solamente con mis dos amigos, quienes me pidieron les cuente lo que había ocurrido. Acepté una cerveza helada para celebrar nuestro éxito parcial, pero aún faltaba mucho por recorrer.

11 EL AREA 51

En las profundidades de la instalación militar encubierta se desarrollaban a diario operaciones de monitoreo y control de resultados. Con la tecnología existente se calculaba la trayectoria del asteroide, corrigiéndola cada fracción de segundo, según la velocidad de los ordenadores. Se gestaba una reunión de gran importancia, dada la coyuntura de ese momento. Se había solicitado al personal de más alto nivel científico una reunión con el mando militar supremo de la instalación. Una vez reunidos se llevó a cabo una exposición de lo que habían logrado detectar. Las personas se conocían entre ellas y compartían una confianza en el trato, aunque respetando las jerarquías existentes. El oficial de mayor rango presente, que era un general del ejército norteamericano, procedió a saludar después de verificar la asistencia de todos los convocados e inició las conversaciones.
-Bueno, en esta reunión queremos el informe acerca del progreso del avance de los planes para contrarrestar nuestro objetivo, ¿quién empieza?-.
Uno de los científicos presentes tomó la palabra. Después de poner al corriente a los presentes con los antecedentes de la última reunión, comenzó con el informe.
-Hemos descubierto que la naturaleza de la energía que nuestros enemigos conocen, en teoría puede ser utilizada para remover grandes cantidades de materia. Podrían destruir nuestro amplificador de energía, anulando el plan de atraer al asteroide y sus fragmentos. ¿Por qué hasta el momento no lo han hecho?, no lo sabemos. Tampoco sabemos por qué no hemos sido aún atacados en forma alguna. Al parecer van a efectuar un solo golpe y no desean que anticipemos su potencial con operaciones preliminares. Significa que o no tienen la capacidad de anularnos o lo van a hacer en forma puntual y contundente-.
Un corto silencio predominó en la sala de reuniones, hasta que otro oficial comenzó a hablar.
-Sabemos que la sociedad del tiempo ha incrementado sus viajes desde el año 2014 en forma exponencial. También sabemos que se han contactado con los atlantes. Ya habrían efectuado un viaje a un pasado muy remoto para aprovechar la tecnología que hundió a los dos continentes. Tenemos bien claro que su objetivo es aprovechar nuestras instalaciones para desviar o destruir el asteroide antes de que sus partes lleguen a la Tierra-.
Con un leve movimiento de la mano hizo bajar una pantalla virtual en la que se mostraba graficado el plan que pretendían contrarrestar y las medidas que se tomarían para lograrlo. El mismo oficial describió el panorama.
-Entendemos que van a actuar en este punto -señalando el reactor central, que tenía la forma de un radiotelescopio-. Una vez allí deberían colocar una fuente de energía que pueda distorsionar el trabajo del reactor hasta que se desvíe en forma significativa la trayectoria del asteroide y ya no sea de cuidado.
-¿Qué medidas se han tomado para la defensa? ¿Acaso no es posible que ese plan tenga alguna variante que no se haya analizado?-, interrumpió con impaciencia el general.
El científico que había iniciado la reunión volvió a opinar. –Nuestra defensa tendría problemas para detener la misión de la sociedad si es que logran acceder al reactor. Por lo tanto la base ya está protegida mediante un campo magnético, las ondas gravitacionales que curvan el espacio-tiempo no la pueden atravesar. Hasta podemos ubicar por dónde intentarían ingresar. Es decir no podrán lograrlo en forma encubierta; deberán hacerlo en un ataque o incursión convencional-.
El general volvió a preguntar. -¿Y qué me dicen del movimiento de tierra? ¿Pueden socavar nuestras instalaciones hasta destruírlas todas? […]
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-¿Sería posible que mediante el uso de esas ondas gravitacionales del espacio-tiempo, provocar movimiento de materiales subterráneos para generar un sismo de gran magnitud?-.
-Se puede generar un sismo de regular intensidad a medida que extraigan mayor cantidad de material del subsuelo en un lapso muy corto de tiempo. Pero el refugio fue diseñado tomando en cuenta que estamos en una zona sísmica. Las estructuras nos permiten resistir movimientos telúricos de hasta 9,5 grados en la escala modificada de 10 grados de Richter. Ningún sismo registrado en la historia siquiera ha superado los 9,2 grados. Generar un sismo de esa magnitud aquí mismo requiere de una inmensa cantidad de energía -.
-¿Por qué dice aquí mismo?-, preguntó el general con curiosidad.
-Porque generarlo en la falla de San Andrés requeriría de mucho menos energía. Sin embargo las consecuencias de un gran sismo en ese mismo lugar llegarían aquí con dos grados menos. Estamos cubiertos totalmente. Claro que para un sismo de esa magnitud, California sería destruída en su totalidad-.
-Eso no nos incumbe. Desde que fue declarada en quiebra, quedaron a la deriva. No presenta importancia alguna-.
El jefe de científicos respondía a todas las inquietudes que se ponían en discusión, de tal forma que el ánimo de los presentes iba mejorando progresivamente. En algunos casos provocaron la aprobación de los asistentes que desde el inicio de la reunión se habían mostrado bastante escépticos. Mientras continuaba con sus explicaciones los asistentes se iban relajando, algunos se desparramaban en sus asientos.
-¿Qué ventajas le daría a la sociedad del tiempo el hecho de contar con las armas de los atlantes? Ellos provocaron sismos que hundieron los dos continentes. ¿Qué seguridad tenemos que no logren replicar lo mismo en el área 51?-.

-Sabemos que ambos continentes se hundieron porque los vestigios se han ido encontrando en los fondos marinos desde hace dos siglos atrás, pero que se hayan hundido por la mano atlante, eso no se ha comprobado. Es posible que se hayan hundido en tiempos diferentes y por muchas mismas causas. Cataclismos, colisiones de asteroides de gran tamaño, la deriva continental que destruyó los continentes en donde se juntan las placas tectónicas... En fin, existen muchas causas científicamente válidas De otro lado, los atlantes venían usando cristales de cuarzo y de otros materiales para acumular energía de todo tipo para luego irradiarla y/o aprovecharla para sus propios fines: medicinales, industrias, diversiones, etc. Pero creer que dos continentes puedan desaparecer por este tipo de energía, carece de fundamento científico.

10 EL RESCATE DE LA TIERRA

Ingresamos a un gran salón en un sótano de la pequeña ciudad de Qumram. Se encontraban reunidas una veintena de personas, de las cuales solamente conocía a Kane, Anawi y Critias. Algunos de los presentes estaban en plena conversación cuando los interrumpimos. Cada quien se sentó en alguno de los sitios dispuestos alrededor de una gran mesa y unas pequeñas pantallas virtuales aparecieron en ella, de tal manera que cada asistente poseía una, menos yo.
Me invitaron a sentarme a un costado mientras un anciano tomaba la palabra. De pronto apareció otra pantalla más grande a un costado de la mesa y orientada para que yo vea cada detalle del plan por ejecutar. Los que lo deseaban, por comodidad nos seguían desde sus propios dispositivos.
El anciano se presentó como Ezequiel y señalando la gran pantalla empezó su explicación. […]
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Ezequiel volvió a mover la mano y mientras desaparecía la ciudad atlante, el área 51 ocupaba su lugar. El zoom permitía un acercamiento lento con el fin de que yo pudiese grabar en mi memoria la apariencia de al menos los edificios más importantes y me pueda orientar hacia el reactor.
-Este es el reactor. Tiene el aspecto de un radiotelescopio y de hecho lo es, pero está adaptado para que por medio de él fluya la energía que atraiga al asteroide y que, para nuestra fortuna, puede ser desviado distorsionando la energía que dispara. Hemos calculado la cantidad de energía capaz de desviarlo hasta que ya no constituya una amenaza para la Tierra y estimamos que tenemos la suficiente cantidad mientras el asteroide no haya sido fragmentado. Si esto ocurriese sería muy difícil anularlos a todos y de hecho uno que otro nos impactará. El mal va a ser menor pero de todas maneras tendríamos una era glacial en curso, una inversión magnética en ciernes y el daño irreversible a nuestro genoma-.
Mientras señalaba un punto en las instalaciones –era el radiotelescopio-. […]
Continuó. –Te vamos a introducir en el reactor, deberás colocar el medallón que te permite viajar… por aquí –señalando la pantalla, pareció como si se ingresara por la puerta principal del reactor y visualizaba una sala de controles como los que usa la NASA para monitorear sus lanzamientos de cohetes. -Ese tablero que ves –señalaba uno en especial que parecía un radar detectando objetos voladores- es el radar principal y les permite monitorear el asteroide. No te puedes confundir porque está separado de los demás, que tienen menor alcance y se usan para detectar los aviones que pasan cerca del área 51. Solamente debes esconder el medallón cerca de él porque la señal de energía es efectiva a una distancia de hasta 20 metros. Mientras más cerca mejor pero debe quedar totalmente escondido. Cuando se den cuenta de que alguien está distorsionando la energía, no creerán que la fuente se encuentre dentro de sus instalaciones. Con unas distracciones adicionales ganaremos el tiempo suficiente para que el asteroide sea desviado convenientemente antes de su fragmentación. Pero corres el riesgo de capturado. Podríamos enviar a Anawi para que te acompañe pero eso nos restaría mucha energía necesaria para desviar al asteroide. Te enseñaremos a manejar el radar por cualquier caso y debas sabotear tú mismo el reactor. ¿Qué dices?-.
-¿No tenemos un plan B? ¿Qué pasaría si el asteroide se parte antes de poder desviarlo-, pregunté algo espantado.
-Si por cualquier caso algo fallara, enviaríamos a Anawi a hacer el trabajo, pero por cosas de la energía estaríamos en peores condiciones, haciéndose cada vez más difícil aniquilar la amenaza. A su vez tu rescate sería complicado-.
-¿Tampoco tenemos contrainteligencia?-.
-No-.

La verdad es que empezaba a preocuparme de lo incompleto que era el plan. Solamente contemplaba los objetivos a lograr pero de nuestra seguridad nada. Es más, el mismo plan de salvación de la Tierra no contenía información acerca de las fuerzas y armas del enemigo, ni de sus estrategias para contrarrestar nuestra operación. Estábamos yendo casi a ciegas, confiados en nuestro amigo Ogul a quien todavía no le habíamos dicho nada. La incertidumbre era total. Ni siquiera teníamos idea si ya sabrían de nuestras operaciones y estarían esperándonos ‘con los brazos abiertos’. No me quejé pero para ser adelantados en el tiempo no mostraban la menor diferencia frente a una situación extremadamente peligrosa.

9 NUEVAMENTE EL FUTURO

En construcción


8 S. XXI, BUSCANDO A LOS ATLANTES

El portal cuántico nos dejó en una playa. Después del acostumbrado mareo y de alejarnos de las palmeras que habían cubierto nuestra llegada seguía sintiéndome extraño con la ropa que llevaba puesta mientras la mayoría de gente presente disfrutaba del exquisito clima, casi libres de ropa. Critias empezó a decirme lo que estaba por ocurrir.
-Estamos en tu tiempo, enero del 2015. Los atlantes se encuentran en algún lugar del fondo del mar Caribe, en esa zona que ustedes llaman el triángulo de las Bermudas-, comentó.
-¿Desde cuándo están allí? ¿Cómo es que no se les ha encontrado hasta el momento?-, pregunté.
Mientras caminábamos por la playa se veían las últimas horas de la tarde. Algunas fogatas se encendieron a nuestro alrededor.
-Ellos nunca se desaparecieron. Después de una época de tiranías estaban perfeccionando un nuevo tipo de energía geo-mecánica. Su conocimiento tecnológico les había llevado a controlar parcialmente la energía de los sismos y estaban a punto de tener éxito. Ogul fue el científico que desarrolló las pruebas, pero los que gobernaban las tierras de la Atlántida ya tenían un fin para esta nueva forma de energía. Deseaban dominar el mundo a costa de la destrucción de su antagonista, los lemurianos-, dijo.
Ya casi oscureciendo nos acercamos a la orilla del mar por un lugar algo alejado de las fogatas y de la actividad. […]
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Critias no decía nada. Solamente me miraba. Le causaría curiosidad mi expresión. Me daba la impresión que él ya había pasado por lo mismo en otra ocasión. No mostraba el más leve asombro.
De pronto el viaje se terminó. La energía que formaba la esfera se desvaneció. Nos esperaban algunas personas de aspecto bastante normal. Debido a la diferencia de colores de piel y ojos no podía adivinar de qué continente podrían. Habían amalgamado varias culturas.
Se presentó una mujer de unos treinta años, escoltada por su séquito. Critias nos presentó.
-Jonás, ella es Silvia, soberana de Atlantis, encargada del bienestar de su pueblo-.
-Mucho gusto-, alcancé a decir. Verdaderamente no encontraba palabras para saludar adecuadamente a un personaje de ficción, hasta hoy.
Silvia y otros más se rieron con cierto aire de culpabilidad. En el rostro de Critias se dibujaba una expresión de terror.
-Jonás, debes ser cuidadoso con lo que piensas porque ellos lo sacan de tu pensamiento. Esta vez les ha parecido gracioso, no siempre es así.-, dijo.
-Si bien yo no soy un atlante, tengo esa misma facultad-, agregó.
Alguna vez me encontré con gente que hacía uso de esa cualidad, aunque es bien difícil descubrirlos o ponerlos en evidencia pues se escudan de muchas maneras. Para ellos es una gran ventaja mantener oculta esa característica porque les genera beneficios, aún a costa de perjudicar a los demás. Al descartar las suposiciones válidas solamente queda aceptar lo inaceptable: que la mente puede ser escaneada, condicionada y programada a distancia.
Otra vez aparecieron sus risas. Ya repuesto, a Critias también le pareció gracioso mi razonamiento.
-Si es difícil controlar la lengua, es imposible detener el pensamiento. Lo mejor que uno puede hacer es decir la verdad, esa sincronía con la mente, los sentimientos y lo que la lengua dice sin callar. Ese punto de avance moral está aún bastante lejos de tu civilización-, dijo.
-La única manera que podemos evitarlo es que pasemos a ver lo que hemos venido a ver-, dije con suavidad.

Silvia en persona se encargaría de pasearme por el lugar pues su séquito se estaba disolviendo a raíz de mi comentario. Critias se despidió levantando la mano. Nos quedamos los dos solos.

7 LA NUEVA MISION

En construcción.

6 LOS TIEMPOS OSCUROS

En construcción.

5 MACHU PICCHU Y LA DESOLACION

El portal cuántico pasó sin previo aviso y la sensación de pluralidad junto con el ‘calor del microondas’ hacían mella en mi resistencia. Esta vez no perdí el conocimiento. Fueron de doce a quince segundos de agonía. Quedé bastante mareado pero aún de pie. Apenas recuperé el aliento vi a Anawi quien se me acercó y nuevamente empezaron las explicaciones.
–Este es el año 3015. Como verás estamos nuevamente en la Ciudad Sagrada pero aquí todo es diferente-, dijo con cierta vergüenza.
Me costó creer lo que afirmaba. Estábamos rodeados de nieve y ya me estaba congelando. Sin embargo eran las formas de la ciudad que yo conocía y que ahora lucía abandonada. A lo lejos se veía un sol pequeño con brillo eclipsado por nubes oscuras que serían de algo tan denso como el humo.
–Como te darás cuenta nos ha pasado algo extraordinariamente malo. Kane te estaba describiendo acerca de las eras glaciales y lo que las originaba. Fueron cinco meteoros que impactaron la Tierra alrededor del 2221. En realidad era uno pero al ingresar al sistema solar se fraccionó en varios pedazos debido a que pasó cerca de Júpiter y la gravedad de ese planeta lo aplastó. Cinco de esos fragmentos nos impactaron y se adelantó una era glacial que debería llegar Dios sabe cuándo. Los fragmentos de las colisiones se encargaron de crear nubes como ésas que, tapando el sol, acabaron con la agricultura de muchas naciones. Solamente un cinturón ecuatorial subsistiría. Luego, a raíz del impacto la inversión magnética que debía iniciarse en unos cuatro mil años a partir de tu tiempo, se adelantó. Aunque no lo creas en unos mil años más este lugar será un polo magnético de la Tierra, será el polo norte–. Anawi miraba resignado a los alrededores. Se moría de frío.
Salieron personas de algunas de las chozas rústicamente reparadas. Nos esperaban como siempre pero debido al frío esperaron hasta nuestra llegada para salir. Nos dieron unas ropas que nos protegieron mejor del clima pero de todas formas éste se sentía. Eran condiciones inclementes. […]
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Anawi continuó hablando mientras caminaba. –Cuando el gran meteoro entró al sistema solar hubo cierta desconfianza pues los aficionados sí lo detectaron, pero no sabían qué iba a pasar. Los ocultos lo supieron todo el tiempo. Hasta se llegó a pensar que ellos fueron quienes atrajeron al meteoro y provocaron su fragmentación. Cuando se detectó que iban a colisionar con la Tierra, quedaba ya muy poco tiempo. A pesar de que las fuerza militares del mundo lucharon contra su centro de operaciones en el Area 51 y acabaron definitivamente con sus actividades, no se pudo evitar esas cinco colisiones. En menos de una semana la vida en la Tierra se transformó drásticamente. Lo peor ocurrió cuando los desperdicios nucleares de las armas que derrotaron a los ocultos y los fragmentos radiactivos del meteoro se esparcieron por todo el mundo.-

Lo interrumpí. –¿O sea que auto-destruímos la Tierra? ¿Cuánta gente murió en esos días? ¿Qué cambios en la genética y mutaciones habrán ocurrido? No alcanzaba a cuantificar todo el daño porque era mayúsculo. Cualquier cosa que me imaginase en ese momento no era sino una pálida sombra de lo que nos pudo haber ocurrido.

4 EL MUNDO DEL FUTURO

Ni bien terminaba de decir esto último cuando una estela de luz en forma de triángulo nos barrió. Era la nueva forma de viajar, conjeturé en mi interior. A diferencia de la anterior que era suave, parecía que me estuviesen fraccionando en una infinidad de partículas. Diría yo que cada parte de mi ser tenía conciencia propia. Éramos muchos, una infinidad. Una fuerte sensación de calor, se sentía una radiación como de día con mucho sol pero con una intensidad mucho más alta. Como suponía se sentiría al ser irradiado por algo similar a las microondas o la fisión nuclear. En no más de diez segundos perdí la consciencia.
Desperté. Me vi rodeado de seis personas. Una de ellas era Kane, mi viejo amigo del oeste americano. No demoré mucho en recuperarme del todo. Me ayudaron a levantarme. Había estado tumbado en lo que sería un jardín.
-Estamos en el año 2150- dijo. Yo seguía con ese estupor de los que son despertados a medio sueño. Caminé pesadamente mientras demoraba en recuperar mis facultades habituales. -¿Qué te pareció el ‘colador cuántico’?–, preguntó Kane con cierto aire de burla.
Me quedaba claro que ese triángulo de energía que nos arrebató del 2015 y que era la causa de mi lentitud de pensamiento, sería lo que K mencionaba. Entre los reunidos también estaba Anawi, quien parecía haberse recuperado hacía tiempo. Sería alrededor de las tres de la tarde.
-Maldito invento– repliqué con las fuerzas que ya estaban regresando. – Parece que estuviera con una resaca de días-.
Kane interrumpió: ‘Es normal lo que sientes después de tu viaje. Anawi está acostumbrado porque su modo de vida y alimentación con las etnias de la selva lo hacen más fuerte–.
Lo miré de nuevo y efectivamente el charapa no mostraba señal alguna de mareo ni lentitud al hablar. –¿Y a ti Kane, te afecta el viaje?–, dije volteando la mirada.
–A mí me afecta mucho más que a todos ustedes. Debo hacerlo cuando sea estrictamente necesario– fue su respuesta.
Ahora yo ya caminaba con mayor facilidad. Me presentaron a los demás. Me dijeron que nos encontrábamos en un punto intermedio del viaje. El español de Kane me pareció muy bueno, no salpicado con palabras en inglés.
–¿Por qué no lo hicimos en una?– pregunté. Se miraron entre ellos como cuando nadie quiere responder. Uno de ellos, el que se hacía llamar Critias tomó la palabra. Me pareció que no era ese su nombre pero para mí estaba bien. Era un personaje algo extraño.
–En algún momento deberás encontrarte con amigos míos en tu tiempo y sería bueno que sepas algo más de ellos antes de completar el viaje. Pero no debes saber la ubicación exacta del lugar en donde estamos. Simplemente lo llamamos ’Qumram’– acotó Critias.
–¿Por qué nos hemos ido tan lejos y para un lugar sin problemas?–, pregunté con extrañeza.
Kane inició con las explicaciones. –Qumram es un punto intermedio, un lugar de nadie y un tiempo bastante pacífico. Un espacio para vacaciones y para poder planificar sin ninguna premura–. Aquí se pasa la mayor parte del tiempo. La mayoría de la misiones se han cocinado desde aquí. […]
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-Petróleo y gas todavía hay. Las reservas están agotándose pero hay. Lo que ocurre es que la industria se mueve con otros tipos de energía. No solamente las renovables como solar, eólica, geotérmica y mareomotriz. Al final del s. XXI se desarrolló algo que se llamó fusión en frío. No corresponde a esos experimentos fallidos a finales del s. XX sino a una nueva tecnología que conjuga materia oscura y generación de nuevos compuestos químicos, pero a nivel microscópico. El calor generado es aceptable y se pueden replicar muchas estructuras atómicas similares a los hidrocarburos. El petróleo fue reemplazado por petróleo sintético-, dijo Kane.
-Claro-, dije, -y así continuamos contaminando el planeta al doble de la velocidad con que lo hacíamos en mis tiempos. ¡Bravo, felicitaciones! ¡Linda solución!-.
Kane continuaba explicándome lo que ocurrió con la serenidad del caso. –El proceso es reversible. Así como se crean hidrocarburos, también se pueden degradar. Los costos iniciales eran elevados y mientras las energías renovables dominaban el planeta, se hacían experimentos para limpiar la atmósfera. Recién por estas décadas se ha masificado la tecnología de limpieza atmosférica. Justo cuando el petróleo se estaba realmente por terminar. Pero el gran detonante para que las energías renovables reemplacen al petróleo fue un tema de costos. Nuestro trabajo en tu tiempo sirvió para que se conozca este tipo de energías que no contaminan el planeta y sean utilizadas por todo el mundo. Sin embargo su uso se generalizó al empezar a ser altamente rentables. Esto tomó otros cincuenta años más, hasta el día de hoy-.
Mi mente disparaba pregunta tras pregunta sin parar. Era un diálogo ágil porque siempre había una respuesta y la información recibida y procesada conllevó a preguntas más profundas.
-No me imagino como un bicho microscópico puede limpiar una atmósfera tan grande como la que tenemos. Ni un trillón de ellos podría limpiar siquiera un poco de aire. Aparte de extensa, la atmósfera tiene un espesor de varios kilómetros. Es mucho volumen para recorrerlo a la captura de partículas que podrían estar muy dispersas-, afirmé.
Su respuesta no se hizo esperar. -Esos bichos o micro-drones que mencionas proyectan un aura luminosa cuya energía va generando con el carbono que encuentra, compuestos orgánicos más pesados que van cayendo a los niveles inferiores. Estos compuestos no generaban contaminación. Los nuevos modelos de drones generan materia orgánica que da vida en lugares adonde caen. Mira a tu alrededor. ¿Cuándo el desierto del Sahara se vería así?-.
Tenía razón. Una tenue vegetación caracterizaba toda la extensión de terreno que nos rodeaba, hasta donde se perdía de vista. Me agaché para cogerla y definitivamente era materia viva. No era el pasto conocido por todo el mundo pero estaba lleno de vida. Fibras cortas y delgadas constituían el césped del desierto. Al recordar que los modelos eran nuevos comprendí que el proceso tendría muy poco tiempo de iniciado.
-¿Y la capa de ozono? ¿Hemos dejado de destruirla?-, dije.
-Mira-. Señalando al cielo, me respondió. –Hemos replicado la generación de ozono con la misma tecnología. En tu tiempo ya había producción de ozono, lamentablemente se daba junto a procesos de soldadura o fotocopiado. Hemos replicado lo que era útil de aquéllos, logrando recuperar la capa. La radiación aquí en el desierto y en otros lugares en donde la capa era delgada, ya no acaba con la vida después de hacerla más gruesa. Pero también es necesaria la preparación de suelos para recibir y germinar toda la materia orgánica generada en los cielos-.
-¿Por qué aquí y cuál es el alcance del proyecto?-, pregunté.

Kane absolvía a todas mis preguntas -Aquí nadie se opuso. No tenían nada que perder. Cuando concluyeron con éxito los primeros experimentos en campos con esta materia viva distinta pero resistente al desierto y se ofreció bajar la radiación, nos pidieron intensificar las pruebas aquí y éste es el resultado. Muchas naciones que habían depredado sus tierras y bosques se interesaron. Hoy en día una mayoría de países ha adoptado el sistema. Incluso hay muchas fábricas en los cinco continentes-.

3 MOTIN ACHUAR, LA CAPTURA DE JONAS

Realmente sí que estaba en problemas. Detenido y sin señal de teléfono no pude comunicarme con nadie. La delegación era pequeña y la cantidad de efectivos era tanta como una gaviota para una isla completa.
Aún seguía contrariado. La piedra estaba completa. Yo tenía el jade y los segmentos de oro bien escondidos en casa pero cómo habían llegado hasta aquí… Recordé acerca de las sorpresas que la piedra podía fabricar y no quedaba otra explicación. Por alguna razón se había completado y me incriminaba como saqueador de tumbas. Nadie entendió que se trataba de una piedra que encontré en el camino entre Arequipa y Cusco. Cuando me preguntaron si el oro crecía en la puna, no supe que responder. Tartamudeé un poco sin poder articular algún argumento razonable. Se rieron de mi expresión y me detuvieron. Ahora a pensar el motivo que tuvo la piedra para hacer esto.
Después de un par de horas sin poder inventar una explicación coherente para lo sucedido, al menos la calma se había apoderado del lugar. Esperábamos al teniente a cargo de la delegación. El parte estaba casi terminado, solamente esperábamos al oficial para responder algunas preguntas acerca de dónde había conseguido todo. Si sospechaban que mentía, me esperaban grandes tribulaciones.
Yo pensaba que las cosas no podían ponerse peor cuando el lugar comenzó a alterarse. Los guardias hablaban entre ellos acerca de no tomar acción, que debían demostrar tranquilidad en todo momento.
Por entre las rejas de mi nuevo apartamento logré ver parte de una incursión de nativos armados con lanzas que habían ingresado al lugar. Al parecer tenían rodeada la instalación policial, porque eran demasiados y querían algo. Ese algo era yo. Al parecer la piedra, el oro y el jade tenían un significado mágico para ellos y deseaban llevárselo junto conmigo. Algo les había fastidiado porque ante la pacífica negativa de los encargados, los nativos habían levantado sus lanzas en una forma poco amistosa, apuntando al escaso personal policial.
Alguien abrió la reja pidiéndome que salga. En su rostro veía la expresión de quien no sabía qué pena era peor: si estar detenido y procesado por la justicia o ser capturado y procesado por los achuar.
Mientras salía del lugar me rodeaban los nativos, conduciéndome hacia la selva. A través de un sendero íbamos desapareciendo ante la mirada atónita de mis captores iniciales que solo atinaban a rascarse la cabeza.
Los achuar no me trataron en mala forma. Muy por el contrario me advertían de las imperfecciones del suelo y de algún peligro como las serpientes y otras alimañas propias de la selva. Me invitaban agua porque el calor era insoportable. Después de tres horas de caminata llegamos a lo que sería un pequeño caserío. Tan rústico como su apariencia. Determiné que esa zona era prohibida para cualquiera que no fuese de su tribu. Aquí no llegaba nuestro estado peruano ni el largo brazo de la ley. Estaba en sus manos.
No entendía nada de lo que hablaban. Me condujeron hacia una choza pequeña mientras un montón de curiosos de su etnia me miraban y también miraban a la piedra, que estaba adentro ahora completa. Sentía su miedo y me produjo cierto temor saber que se podía salir de control.
Sentí por detrás de mí una punta de lanza que hincaba mi espalda. En ese instante pensé lo peor. Al llevar la piedra con el jade y el oro habría estado robándoles algo que les pertenecía y ahora iban a hacerme pagar por eso.
Instintivamente volteé y encontré algo insólito. Anawi era el de la lanza. No lo esperaba ni en un millón de años. De pronto todo tenía sentido. Sería el momento de sellar la piedra y viajar a otro tiempo porque debía hacerse ya.
Más tranquilo, volví a sentir el poder de la piedra. La visita a este punto casi olvidado del mundo en donde sólo esta etnia constituye la nación, no era casualidad. Esperaba hacer mis ventas de todas maneras pero todo eso pasó a un segundo plano. Ahora concentrémonos en la nueva misión.
-Hola Jonás. ¿No te habrás asustado con nuestra recepción al estilo Achuar?-, dijo Anawi mientras soltaba una carcajada. Todavía asustado respondí que se habían pasado de la raya, que ya no se trataba de una broma pesada.
-La piedra es la única que debería estar molesta. No has hecho caso de su invitación-, agregó.
-No deseaba sellar la piedra, extraño a mis amigos-, dije.
-¿Quién dijo que debías sellar la piedra? Debes hacer un viaje al futuro y la piedra no te servirá más. Es un prototipo. Las cosas van a otra velocidad, respondió.
La verdad no esperaba todo esto. Pregunté: ¿No era lo que el Señor del Tiempo quería?
Anawi continuó: ‘Esperábamos que te acerques a la piedra y que coloques su parte superior completa. Al sellarla inmediatamente irías al futuro. Pero previamente debías llevar el mensaje a muchas personas y autoridades como quedaste con el señor del tiempo, tal cual hiciste. Eso lo sabemos todos los que dejaste en el Cusco, la última vez que nos vimos’.
-¿Cómo es que se viaja de la nueva manera? ¿Será con otra piedra similar a esta o es la misma que se partió en dos?-, pregunté.
Anawi me mostró un medallón que llevaba en el cuello. Era como un placa circular con la figura de nuestra piedra grabada en relieve por ambos lados. Acto seguido sacó otro igual de una bolsa que llevaba al hombro. Me lo entregó.
-Póntelo de inmediato para que no te pierdas de lo que viene. Viajar al futuro es algo más sencillo pero tiene sus bemoles-, dijo mientras se reía.
Me puse el medallón. Luego empecé a contemplar cada detalle. La hechura metálica, los motivos grabados al igual que el original. El disco era algo grande para ser un medallón pero era bastante ligero. Por el color estaría hecho de cobre pero al ser muy liviano dudaba que estuviese hecho de ese metal.

Empecé a preguntar por K, por Túpac, Cahuide y otros más.

2 AVENTURAS EN ANDOAS – Enero 2015

Nos llamaron de improviso. Se trataba de una empresa de servicios de instalaciones, montajes y perforaciones que operaba en la selva peruana. Les habíamos suministrado anteriormente un juego de corona y piñón para una de sus camionetas y desde entonces habíamos incrementado nuestras relaciones comerciales. Solicitaban una visita para efectuar evaluaciones a fin de utilizar la iluminación con LEDs, nuestros productos estrella.
El destino se ubicaba en medio de la selva, en la región Loreto que colinda con Ecuador, en el lote 1-ABX para ser precisos. El punto más lejano para el desembarque era conocido como Teniente López, luego debíamos adentrarnos más en la localidad conocida como Andoas.
Ya me habían advertido que el calor era inclemente y que podríamos hablar de unos 45ºC a media tarde, razón por la que debería tomar las providencias del caso para evitar deshidratarme. De otro lado podríamos cruzarnos con algunas de las tribus que habitan en aquellos lugares, como los Achuar y otros más. Aunque, según las referencias, eran bastante amigables y se llevaban bien con las autoridades, no impidiendo las actividades diarias de aquella compañía ni de otras operando en ese sector.
Por inercia llevaba de paseo la piedra, no sabiendo porqué debía agregar más peso a mi equipaje. Hubiese sido mejor sellar la piedra en mi domicilio. De seguro inconscientemente esperaba una aventura adicional para reunir mayor información acerca de lo que me esperaba en el futuro o adónde empezaría a buscar a los siguientes servidores de la piedra. No llevaba conmigo los segmentos ni el jade por seguridad.
Llegamos a Teniente López. Hacía un calor del infierno, sobre todo para un limeño que no suele sufrir climas de más de treinta grados. No era el único que llegaba. Aprovechaban los convoyes de suministros para acomodar a algunos visitantes que como yo ofrecían sus productos y servicios in situ.
Empezó a llover. Las gotas caían con mucha fuerza, parecía que nos echaban el agua con baldes desde arriba. Menos mal que nos habían facilitado unos impermeables de plástico por donde el agua resbalaba mojándonos relativamente poco. Avanzamos caminando hacia el campamento a unos cincuenta metros. Las maletas y muestras venían en un carrito por detrás de nosotros, convenientemente protegidas de la lluvia.
Luego de acomodarme en un pequeño cuarto en donde ubiqué rápidamente mis cosas, esperamos a que la lluvia bajara un poco para conocer a los usuarios finales y junto con ellos poder iniciar el reconocimiento de la zona en donde se haría el estudio. Mientras tanto nos invitaron algunos refrescos de la zona, grato premio por las inclemencias del viaje.
Una vez que desplegué mis vituallas en el lugar asignado a mi persona, salí al corredor común entre las habitaciones de nuestros anfitriones. Encontré grata conversación al departir acerca de cada una de nuestras actividades y experiencias con los demás invitados.
De pronto la conversación se detuvo en las tribus de aquella localidad, algo poco conocido por la mayoría de paisanos. Los Achuar eran una de las etnias predominantes del lugar. Que hacían esto, que hacían aquello. Yo escuchaba con curiosidad cada detalle pues me interesaba de sobremanera debido a que posiblemente la piedra tendría determinado un encuentro con ellos o cualquier otra etnia del lugar.
Ya habían establecido nexos con las compañías de servicios para la exploración y explotación petrolífera. En un inicio se habían desarrollado con cierta desconfianza y hasta hostilidad pero después que las compañías se habían comprometido a apoyar a los lugareños y a no contaminar ni destruir innecesariamente la selva en su entorno, se había llegado a algunos acuerdos favorables para la coexistencia de las operaciones con la vida diaria de aquéllos. Todo se encontraba en relativa paz, incluso cuando las compañías se atrasaban en el abastecimiento de lo ofrecido –medicinas entre otras cosas– los nativos se acercaban hasta las operaciones para preguntar por el atraso. No había nada que evidencia agresiones o ataques.
Aunque últimamente se encontraron indicios de que se estaría generando un gran conflicto. Los nativos estarían cansados de ver cómo el lote cambiaba de propietarios y siempre escuchaban las mismas promesas por parte del estado peruano de eliminar la contaminación acumulada por más de treinta años. Los pasivos ambientales estaban ahí sin que a nadie se le ocurriese mover un solo dedo para corregir esta consecuencia de enriquecerse dejando la casa destruída debido a la indiferencia de los operadores, que progresivamente extraían la riqueza petrolera sin importarles el deterioro del ecosistema adyacente.
La lluvia continuaba ensañada con la selva y parecía que no se iría a terminar. La temperatura había bajado sensiblemente y aunque aún se sentía calor, al menos reinaba una ligera sensación de alivio.
Habíamos arribado al lugar alrededor de las nueve de la mañana y siendo cerca de las doce, la lluvia estaba dando señales de acabar. Nos avisaron que como había un poco de tiempo antes del almuerzo estaríamos saliendo al campo en diez minutos. Preparé mi Smartphone para tomar las fotos que me permitieran. Noté que no teníamos señal de teléfono. Nos explicaron que algunas veces la señal venía nítida, en cambio en otras oportunidades no había. La lluvia se había transformado en goteo y se terminó.

Debido a que era el mediodía, nos solicitaron pasar al comedor para el refrigerio, para tener la tarde disponible. Al parecer no llovería hasta dentro de algunas horas. El tiempo se presentaba bastante favorable.