Se había hecho de tarde
y me dieron una manta tejida en donde se representaba a un cóndor con una
serpiente en su interior, como si se la hubiese comido. Recordé que esa figura
correspondía a los restos descubiertos a mediados del s. XX en el complejo
conocido como Huaca Prieta, en Ascope al norte de la ciudad de Trujillo y en el
límite con Lambayeque. Claro, pues. El primer baktun corresponde a 3000 años
a.C. Sin embargo, Huaca Prieta apareció 4000 años a.C., desapareciendo más o
menos en este tiempo o algo después. ¿Querría la piedra mostrarnos cómo
desaparece una civilización? Pero si tenían la orquídea dorada ¿Cómo era
posible que la enfermedad los extermine? ¿Por qué estábamos tan lejos del
Cusco?
Lejos de resolver algo,
sentía que cada vez aparecían más y más piezas de un rompecabezas entre las
cuales no había relación alguna por el momento. Paciencia, posiblemente aún nos
esperan como diez baktunes, eso si es que no hay sorpresas.
Estábamos bastante
lejos de algún otro centro poblado, como le comentaron a Yony los lugareños.
Era el momento de saber quién era Yony. Le pedí que me cuente algo más de lo
que él sabía, porque realmente yo no sabía nada de esta época. Empezamos a
caminar hacia donde los lugareños nos habían indicado, dejando atrás la piedra
que nos trajo a este tiempo.
Le pregunté si habíamos
fallado. Yony respondió: ‘Al parecer por alguna razón la ayuda que no llegó a
tiempo no es lo que la piedra nos quiere mostrar. Lo que hemos logrado es
hacerles menos dolorosa su partida. Creo que la lección por aprender es que en
este tiempo la fuerza de las enfermedades y de la naturaleza desbocada puede
acabar con la vida como la conocemos. ¿Has notado que hacía mucho calor aún
durante la noche? No me sorprendería que el excesivo calor y las lluvias
provocadas por lo que en tu tiempo se llama el fenómeno del Niño hayan
estropeado sus alimentos porque no tienen cómo preservarlos del clima. Debido a
esto, ellos posiblemente hayan adquirido dolencias estomacales y hambrunas que
no pudieron contrarrestar, provocando un sinnúmero de muertes que no respetaron
casta, ni edad, ni importancia; diezmando a los notables que guiaban con acierto a su civilización. Así se produce
la decadencia, como lo puedes ver’. Me sorprendió su respuesta. No era una
persona demasiado locuaz pero después de lo que acababa de escuchar me quedaba
claro que sabía muy bien lo que hacía y el contenido de su misión.
Siguió hablando.
‘Conmigo regresarás hasta tu tiempo en donde debido a tus continuos viajes te
vas a cruzar con la piedra. Algunas veces te trasladará a lugares bastante
distantes, otras veces no se moverá del lugar en donde aparezca, por alguna
razón que aún no entendemos. No creo que yo te vuelva a guiar, ya encontrará la
piedra alguien más adecuado’. Era una despedida. Me había olvidado que al jugar
con el tiempo de esta manera era cauto adelantar el adiós porque no se sabía
qué nos depararía el destino.
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