miércoles, 21 de enero de 2015

EL SIGUIENTE VIAJE

Algo en mi interior me decía que si bien nos esperaba una ardua labor, sabía que la piedra nos aseguraba el retorno final. Pero eran divagaciones sin fundamento. La verdad es que conocer dos nuevos tiempos distintos de la historia, ver personajes tan diferentes en el mismo lugar y conocer que hay una misión por cumplir sin saber de qué se trataría –todo en un mismo día– dejaba muy poco espacio a la seguridad o certeza de retornar en una sola pieza. Aparte que mis ideas de año, siglo y milenio se estaban transformando a pasos agigantados, generándome una creciente sensación de confusión.

‘Ojalá se adapte a mis viajes porque estar en ‘A’ para llegar a su antípoda me va a volver loco’, dije. Yony no reía mucho pero lo que dije le causó alguna gracia. ‘Lo más seguro es que muchas de tus visitas a mina se adapten a los designios de la piedra’ exclamó. Yo no sabía a qué se refería, pero después de pensarlo un poco recordé las innumerables veces que las mineras me habían negado las visitas, quedando en peligro de no completar mi cuota de viajes, aminorando las ventas mensuales. Decidí que para el próximo año no me regiría por un plan de viajes sino que haría los contactos con varias a la vez durante cada mes, recalentando las que sean desplazadas para el siguiente. ‘Espero que las visitas decididas por la piedra me produzcan al menos buenas ventas’, dije. Esta vez Yony se reía a carcajadas, fue la única vez que lo vi hacerlo.

Siempre consideré que si me encontraba en alguna situación buena, mala y hasta peligrosa, debía afrontarla como tal con mucho cuidado. Nadie puede calificar una situación hasta que haya concluido totalmente o buena parte de ella. Una situación mala se puede transformar en lo opuesto y una buena puede terminar en desgracia. Nada estaba dicho. Aparte que al parecer los incas utilizaban el poder de la piedra con bastante tranquilidad y aún cuando la piedra les deparaba sorpresas, habían sabido manejarlas. Claro que aún no me habían contado todo, como el hecho de por qué ellos no podían solucionar el problema entre manos. Algo no me cuadraba.

La pregunta es cómo harían para que la piedra decida. Yony parecía saber que me aguijoneaba esta duda y me dijo: ´Colocamos el oro agujero por agujero. Si la piedra desea el traslado, se hará en el baktun elegido por ella; pero al llegar al mismo demoraríamos algo de tiempo para saber adónde nos ha llevado. Una cosa más: una vez que empieza el proceso de traslado no se puede detener y se tienen unos pocos segundos para cruzar la línea del tiempo, la lluvia de colores. Si demoras en ingresar completamente podrías terminar partido en dos’. De pronto se nos acercaron unos nativos portando ropas.

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