Algo en mi interior me
decía que si bien nos esperaba una ardua labor, sabía que la piedra nos
aseguraba el retorno final. Pero eran divagaciones sin fundamento. La verdad es
que conocer dos nuevos tiempos distintos de la historia, ver personajes tan
diferentes en el mismo lugar y conocer que hay una misión por cumplir sin saber
de qué se trataría –todo en un mismo día– dejaba muy poco espacio a la
seguridad o certeza de retornar en una sola pieza. Aparte que mis ideas de año,
siglo y milenio se estaban transformando a pasos agigantados, generándome una
creciente sensación de confusión.
‘Ojalá se adapte a mis
viajes porque estar en ‘A’ para llegar a su antípoda me va a volver loco’,
dije. Yony no reía mucho pero lo que dije le causó alguna gracia. ‘Lo más
seguro es que muchas de tus visitas a mina se adapten a los designios de la
piedra’ exclamó. Yo no sabía a qué se refería, pero después de pensarlo un poco
recordé las innumerables veces que las mineras me habían negado las visitas,
quedando en peligro de no completar mi cuota de viajes, aminorando las ventas
mensuales. Decidí que para el próximo año no me regiría por un plan de viajes
sino que haría los contactos con varias a la vez durante cada mes, recalentando
las que sean desplazadas para el siguiente. ‘Espero que las visitas decididas
por la piedra me produzcan al menos buenas ventas’, dije. Esta vez Yony se reía
a carcajadas, fue la única vez que lo vi hacerlo.
Siempre consideré que
si me encontraba en alguna situación buena, mala y hasta peligrosa, debía
afrontarla como tal con mucho cuidado. Nadie puede calificar una situación
hasta que haya concluido totalmente o buena parte de ella. Una situación mala
se puede transformar en lo opuesto y una buena puede terminar en desgracia.
Nada estaba dicho. Aparte que al parecer los incas utilizaban el poder de la
piedra con bastante tranquilidad y aún cuando la piedra les deparaba sorpresas,
habían sabido manejarlas. Claro que aún no me habían contado todo, como el
hecho de por qué ellos no podían solucionar el problema entre manos. Algo no me
cuadraba.
La pregunta es cómo
harían para que la piedra decida. Yony parecía saber que me aguijoneaba esta
duda y me dijo: ´Colocamos el oro agujero por agujero. Si la piedra desea el
traslado, se hará en el baktun elegido por ella; pero al llegar al mismo
demoraríamos algo de tiempo para saber adónde nos ha llevado. Una cosa más: una
vez que empieza el proceso de traslado no se puede detener y se tienen unos
pocos segundos para cruzar la línea del tiempo, la lluvia de colores. Si
demoras en ingresar completamente podrías terminar partido en dos’. De pronto
se nos acercaron unos nativos portando ropas.
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